“El género desaparece cuando te subes a una máquina”

Escrito el 08/03/2023
CtmValencia Somt


Natalia Vicente es una de las 241 estibadoras de los casi 1.500 trabajadores portuarios del Centro Portuario de Empleo de Valencia.


Diario del Puerto

Diseñadora gráfica de formación, en la primavera de 2007 se abrió la bolsa de trabajadores eventuales de la estiba del Puerto de Valencia. Ya en el verano de ese mismo año realizó su primer trabajo en el muelle, manteniendo esa situación de provisionalidad hasta enero de 2016, cuando pasó a integrar la plantilla del CPE.

El trabajo portuario no fue su primera opción profesional, aunque desde el primer momento, “nunca he tenido ningún problema” en un sector con una presencia tan abrumadora de hombres. “Es cierto que, en la bolsa, las mujeres éramos una especie de unicornios”, recuerda. No obstante, “coincidí con un grupo de compañeros que ahora los considero como de la familia”. Sí reconoce cierto “paternalismo” con sus compañeros más mayores, hoy todos ya jubilados. “Nunca se me han caído los anillos por trabajar en el muelle, he estado muy a gusto siempre”, afirma.

Natalia pertenece al Grupo 2 como operaria de patio -lo que comúnmente se conoce como manipuladora-. A excepción de las grúas STS, puede manejar cualquier maquinaria de patio de terminal. Su trabajo condiciona mucho su día a día. “Si tengo suerte y sé dónde trabajo al día siguiente, puedo organizar mejor mi jornada”. Cuando tiene turno por la mañana deja a su hija en la guardería y llega a su puesto de trabajo. Una vez allí, revisa la asignación de máquina y su ubicación. A partir de ahí, jornada de seis horas de trabajo ininterrumpido. “La mochila es vital, porque debes ser autosuficiente en todos los sentidos. Una vez en la máquina, el ritmo puede ser frenético y no queda tiempo para nada más”. Para Natalia, “el género desaparece cuando te subes a una máquina”. Gracias a las mujeres estibadoras que trabajaron antes que ella, “pude adaptarme mejor, nos explicaron a qué tipo de situaciones había que hacer frente y que sólo nos afectan a nosotras”.

La estiba siempre ha tenido un cierto componente de anonimato. “Al identificarnos con números -las tradicionales chapas- el condicionante de género desaparece”. Lo que marca la diferencia para Natalia es “la predisposición al trabajo en equipo y ser resolutivo”. Detrás hay años de formación, aprendizaje y de querer estar a la altura de aquellos que más tiempo llevan trabajando. “Me considero una afortunada”.

Hoy en día, Natalia Vicente disfruta de su profesión. “No he encontrado que nada de lo que hago en el Puerto pudiera hacerlo fuera”, asevera. Algunas tareas, por su complejidad, una vez resueltas, “dejan una gratificante sensación de satisfacción y reafirmación en una misma”. Por eso, no está entre sus planes dejar la estiba: “Al final el muelle te pica y ese veneno ya no te deja vivir lejos del mar”. Después de 15 años como estibadora, Natalia reconoce que es una “profesión que nos condiciona mucho la vida”. Sin embargo, “me siento muy realizada con mi trabajo”, ya que la estiba no acaba en el muelle: “Hay mujeres en puestos de gestión y dirección, formadoras de las especialidades más altas”, tareas a las que poder aspirar “gracias a todas esas pioneras que ya han andado el camino”.

EN DETALLE

- Nombre: Natalia Vicente.

- Edad: 39 años.

- Lugar de nacimiento: Valencia.

- Estudios: Diseño Gráfico.

- Experiencia: Estibadora del Puerto de Valencia. Grupo 2, operaria de patio.

- Cargo: Responsable de Igualdad de Coordinadora en el Puerto de Valencia. Secretaria del Comité de Empresa del Centro Portuario de Empleo de Valencia.